Es necesario determinar los criterios de calidad para la educación a distancia que complementen a las condiciones básicas del servicio y brinden seguridad y garantías para toda la sociedad
Hugo Nava
En el presente artículo abordamos la situación de la educación superior en ambientes virtuales y los problemas que se presentan para garantizar su calidad, considerando sus peculiaridades y su carácter innovador. Esperamos aportar con algunos criterios y principios que puedan orientar los modelos para una apropiada valoración de la educación a distancia.
La educación a distancia durante la emergencia ocasionada por el COVID-19
Presionados por las circunstancias de la emergencia y con una preparación insuficiente, la mayoría de las universidades han tratado de trasladar su educación presencial al modo on line, sin mayor adaptación, como si se tratase de hacer un “ copy & paste” , desarrollando largas sesiones teóricas en videoconferencia y acompañadas de tareas por correo electrónico . Sin embargo, conforme ha transcurrido el tiempo, los docentes se han percatado que la presencialidad y la virtualidad son escenarios distintos, por lo que pretender migrar las clases siguiendo el mismo esquema es garantía de un fracaso; como señala Gustavo Bossa, publicista, especialista en Mercadeo y docente universitario hace más de 15 años , “La curva de atención no es la misma en un salón de clases, en el escenario físico la voz, los gestos y demás recursos, ayudan a mantener la atención de los estudiantes, algo que no es posible en el ambiente virtual por lo que los docentes deben valerse del arsenal de herramientas que ofrece el escenario virtual como los foros, chats, webinars, clips, etc.” En la cultura digital menos es más, por lo que un video largo es sinónimo de atención corta . Florez Dechamps (2020) .
Cuando se le preguntó a Fracesc Pedro García, director del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe de la UNESCO , si es posible alcanzar los mismos logros en la educación a distancia que en la presencial , el señaló que en condiciones normales óptimas de prestación de servicios ambos métodos pueden ser equivalentes, pero matizando que, no es lo mismo para un profesional que busca en esa educación la oportunidad de un crecimiento profesional y que incluso ha invertido mucho dinero para tener ese acceso, que la situación de un joven adolescente que se encuentra flotando en el cyberespacio entre constantes distracciones; como tampoco lo es una educación a distancia bien planificada con todo los recursos disponibles, que lo que han tenido que implementar la mayoría de las universidades para cubrir el periodo de emergencia. De igual manera se expresó el investigador y profesor Cesar Guadalupe quien sostiene que “si uno mira la experiencia de otros países del mundo hay universidades muy prestigiosas que operan fundamentalmente a distancia y que hacen las cosas muy bien. No hay ninguna razón intrínseca para que la educación a distancia sea mejor o peor que la otra. Las dos se pueden hacer bien o mal”, adicionalmente indicaba que “ la educación no es estar cinco horas sentados en un aula; la educación es aprender. Las personas aprendemos de distintas maneras, individualmente, colectivamente, trabajando en grupo, de muchas formas”.
¿Qué se espera de la educación a distancia luego de superada la pandemia?
Al volver a la normalidad, la presencialidad será nuevamente el modo de impartir clases en las universidades, pero sería un error volver a lo de antes y descartar todo lo desarrollado en estos días con la educación a distancia; al contrario, lo que tuvimos que aprender de forma súbita para atender la emergencia, debemos mejorarlo de manera sistemática y coordinada con la parte presencial. Conforme se supere la emergencia las casas de estudio deberán repensar sus modelos académicos, sobre la base de un buen diagnóstico de las competencias digitales que tienen los actores de sus comunidades académicas, evaluar aspectos como la asistencia a los cursos, el uso del tiempo, la necesidad de sincronía en las clases, la efectividad del feedback, el uso racional de material didáctico, la evaluación del aprendizaje, todos aspectos que deben evaluarse en la perspectiva del logro de los objetivos académicos.
Incluso aún si creemos que el modo presencial es la mejor manera de conducir nuestro servicio educativo, solo tenemos que recapacitar si esta será la última pandemia ? … seguro que no!.. Y además, tenemos otros fenómenos naturales que nos pueden afectar , especialmente en el Perú, como los sismos, huaycos, etc. También necesidades menos dramáticas, pero que deben ser atendidas, como inasistencia por enfermedad de un profesor, estudiantes con bajo rendimiento que requieren reforzamiento en su aprendizaje, cursos con escasa demanda que deben ser dictados para cumplir con el programa de estudios, son algunas de las muchas razones para contar con los cursos en modo virtual. Incluso, pensemos que cuando recuperemos la normalidad laboral en el país, nos volveremos a encontrar con el caótico sistema de transporte y los problemas en el tráfico que dificultan la asistencia puntual de los alumnos de postgrado, considerando que todos trabajan y estudian de manera paralela.
IESALC instituto especializado del sistema de Naciones Unidas que tiene como objetivo contribuir a la mejora de la educación superior en los estados miembros, es también de la idea que la reanudación de las actividades presenciales de las IES debe verse como una oportunidad para repensar y, en la medida de lo posible, rediseñar los procesos de enseñanza y aprendizaje, sacando partido de las lecciones que el uso intensivo de la tecnología haya podido conllevar, prestando especial atención a la equidad y la inclusión. Y alienta a las universidades a invertir más esfuerzos en aquellas tecnologías, recursos didácticos y soportes que están al alcance de todos para mejorar la calidad de la docencia presencial y promover metodologías híbridas, es decir, que combinen lo mejor de la presencialidad con el potencial de las tecnologías como soporte para la renovación y la mejora pedagógica. IESALC (2020)
Por otro lado, también los estudiantes ya muestran expectativas en la educación a distancia. En una reciente encuesta de QS World University Ranking a nivel internacional se encuentra que el 58% de los estudiantes expresaron su interés por seguir sus estudios universitarios a distancia, mientras que el 43% manifestaron no estar interesados en hacerlo. Adicionalmente el 51% de los estudiantes encuestados espera que las universidades desarrollen más las clases online, Linney (2020)
Considerando las evidencias y consejos de especialistas en la educación superior colegimos que debemos rediseñar nuestros modelos educativos y tomar lo mejor de los dos contextos presencial y virtual. ¿Cuál será la receta para esta mezcla de virtualidad y presencialidad? Dependerá de las universidades, de sus recursos, de las disciplinas que ofrecen, de analizar lo que funcionó durante el proceso durante la emergencia y que pueda ser asimilado a las prácticas normales de la universidad . Será un tema de prueba y error hasta llegar al mejor balance.
¿Cómo podemos verificar la calidad de la Educación a distancia?
En el Perú, los primeros intentos de educación a distancia en universidades se iniciaron con programas de capacitación a maestros durante los periodos de verano. En el 2001, existían 29 universidades que tenían algún curso en educación semipresencial para docentes de primaria o secundaria. Desde un inicio siempre se dudó de la calidad de la educación a distancia, es asi que el CONEAU – en ese entonces órgano operador del SINEACE- justificaba la aplicación de un modelo con estándares de calidad señalando que "Todo ello conduce a buscar los criterios que garanticen el mantenimiento de esos niveles de excelencia y los mecanismos que certifiquen ante la comunidad nacional que las ofertas son verídicas." Pérez & Peralta (2011)
Aunque no se llegó a aplicar de manera efectiva, el modelo del CONEAU, al igual que los otros intentos en América Latina para medir la calidad, se enfocaban en los procesos e insumos de la educación y buscaban verificar el cumplimiento de numerosos indicadores en la oferta educativa de los programas . Este enfoque evaluativo era una adaptación del usado en la modalidad presencial, diseñado en el entendido que los estudiantes le dedican poco tiempo al autoaprendizaje fuera de las aulas de clases.
Ahora son varios los estudios y propuestas de criterios e indicadores de calidad que se pueden encontrar, como los descritos en Berrocal de Luna & Megías Ruiz (2016), Campos (2010), Chaney et al (2009), Diaz (2017) , entre otros. La mayoría enfatiza en aspectos organizativos, de conectividad, soporte técnico, infraestructura tecnológica, sobre todo indicadores para el análisis de la plataformas Learning Management Sistems (LMS) o espacios virtuales de aprendizaje, en cuanto a su solidez, estabilidad, accesibilidad, funcionalidad, navegabilidad, complejidad, costos de acceso y mantenimiento.
En este momento, es pertinente que recordar que el aseguramiento de la calidad en Perú – y de manera similar en todos los países- es un esquema que contempla dos procesos : el licenciamiento y la acreditación.
Condiciones Básicas de Calidad para la Educación a Distancia
La SUNEDU es (desde el 5 de enero de 2015) responsable del licenciamiento para ofrecer el servicio educativo superior universitario. Siendo un organismo público técnico especializado, adscrito al Ministerio de Educación, nació para proteger el derecho de los jóvenes a recibir una educación universitaria de calidad y, de esta manera, mejorar sus competencias profesionales. Que una universidad esté licenciada, debería garantizar que existe infraestructura y recursos académicos suficientes para que se brinde calidad académica y eficiencia en la formación del futuro profesional, y además, que cuenta con una buena proyección laboral en beneficio de los estudiantes.
Esta labor, que ha resultado tan importante en el ámbito presencial, al detectar serios incumplimientos en varias instituciones, las mismas que han sido sancionadas y cerradas por ofrecer servicios ineficientes y lucrar a expensas de una población ávida por aprender y progresar, es tambien necesaria en el ámbito no presencial de la educación a distancia.
En el mundo es conocido el fenómeno de los UBER y los Airbnb donde las transacciones se realizan directamente entre quienes ofertan y quienes demandan un servicio, sin que intervengan mediadores. Si bien este esquema, muy atractivo para la población joven, ha revolucionado el transporte y el turismo, ha generado también grandes conflictos con aquellas empresas que vienen operando de manera formal, cumpliendo las normativas. De igual manera, ocurre una oferta de universidades virtuales transnacionales, que permiten a los estudiantes acceder a titulaciones en universidades extranjeras – de supuesto prestigio- sin moverse de su pais. Cravino & Roldán (2019). Aquí la amenaza surge en dos aspectos, primero por la oferta de instituciones de dudosa calidad, incluso directamente fraudulentas, y por otro lado estudiantes que se inscriben en esas casa de estudios porque buscan una certificación rápida y fácil sin preocuparse por la legitimidad o calidad del título. Frente a esto un medio disuasivo o de contención lo deberíamos encontrar en la atribución que tiene SUNEDU de registrar los grados títulos otorgados en el extranjero, en base a ciertos criterios internacionales para el reconocimiento institucional.
SUNEDU ya se encuentra elaborando las condiciones básica de calidad, pues ha sido emitido DL N° 1496, que modifica el artículo 47 de la Ley N° 30220, dispositivo para que establezca las características de las modalidades para la prestación del servicio educativo en sus modalidades presencial, semipresencial, a distancia. Esperamos que lo haga con apertura y flexibilidad, centrándose en el resultado esperado y dejando libertad a las instituciones educativas y programas para la determinación de los procesos.
¿Cuál es el papel de la acreditación?
Pero, el licenciamiento al verificar las condiciones básicas de calidad (CBC) solo se limita a autorizar el funcionamiento de una institución educativa que cumple con las condiciones mínimas para ofrecer el servicio educativo, de manera legítima y de acuerdo a lo normado para la educación superior en el Perú. Se habrá verificado que sus procesos educativos tienen la potencialidad de generar aprendizaje en sus estudiantes . En esta verificación no se incluye la opinión del servicio por los estudiantes y egresados, en tanto estos aun no existen.
Es luego, cuando los programas han implementado sus procesos y madurado sus mecanismos, cuando se dispone de egresados desempeñándose en su entorno profesional y cuando hayan experimentado ciclos de mejora, que los programas de las instituciones licenciadas podrán buscar la acreditación ante una entidad que garantize a la sociedad que el programa ha logrado avances significativos en el cumplimiento de su misión y de sus propósitos declarados, satisfaciendo un conjunto acordado de estándares, y criterios de pertinencia para la calidad establecidos por un organismo acreditador.
El órgano acreditador, en nuestro caso, es el SINEACE y como en una reciente conferencia lo declara Carolina Barrios presidenta del Consejo Directivo, la acreditación propicia que las instituciones educativas realicen la mejora contínua a través de la Autoevaluación y precisamente esta es una herramienta clave para salir fortalecidos de la actual crisis producida por la pandemia, pues nos permitirá aprender, innovar y gestionar los cambios. Posteriormente, SINEACE requiere una evaluación externa que está regulada por su Modelo de Evaluación y de lineamientos para realizar el procedimiento, donde se establecen las pruebas necesarias o evidencias requeridas para determinar el logro de los estándares del modelo.
¿Qué cambios se deberán realizar en el Modelo de Evaluación que usa el Sineace?
De pronto no muchos, porque se trata de un modelo que se apega a un enfoque constructivista y deliberadamente evita usar estándares o criterios demasiado prescriptivos, tampoco define una metodología estructurada ni indicadores para la autoevaluación, sino que espera sean los comités de autoevaluación de las universidades, quienes sigan un proceso espontáneo de descubrimiento respetando su propia cultura y propongan las pautas bajo las cuales prestan el servicio educativo. Busca que cada institución o programa defina sus propios indicadores con los cuales pueda argumentar el logro de los estándares del modelo de calidad, al momento de solicitar una evaluación externa.
En la evaluación externa se espera que los pares evaluadores emitan un juicio de valor, como consecuencia de un análisis profundo acerca del cumplimiento de las expectativas definidas en los criterios de evaluación. Se espera entonces que se respete la experiencia y capacidad de los evaluadores, es aquí donde surge el principal problema … por la carencia de docentes experimentados en educación a distancia. La recomendación sería que hicieran Convenios con Universidades a Distancia extranjeras para que sus docentes se incorporen a los equipos de evaluación externa y aporten su criterio experto para la emisión de juicios.
La práctica en la evaluación externa en el ámbito presencial, nos indica que hay ciertos estándares de difícil demostración por parte de las IES, así como otros de difícil evaluación por parte de las comisiones evaluadoras. Ahora, que prevemos el servicio educativo también en modalidad a distancia, tenemos algunos que deberán ser contemplados con más detalle.
- Enfoque por competencias. Este estándar que viene siendo complejo y difícil de implementar en muchos programas académicos, encontrará en la educación a distancia un gran aliado, en razón a que esta modalidad se fundamenta en el constructivismo, basándose en que el conocimiento es elaborado activamente por el estudiante y que la adquisición del conocimiento es un proceso adaptativo que vuelve a los docentes en facilitadores de información Partlow & Gibbs, (2003), Donatien (2015), Luna-Romero et al (2019).
- Movilidad. La inclusión de la movilidad estudiantil en el modelo de evaluación de calidad buscaba que los estudiantes tuvieran la posibilidad de cursar un periodo de estudios en otra institución nacional o extranjera, a través de convenios que les permitieran convalidar sus estudios; todo esto con el propósito de fomentar la diversidad cultural y el intercambio de experiencias. Lamentablemente, luego de la emergencia del COVID-19, y seguramente por mucho tiempo después, las instituciones educativas no podrán hacer uso de esos convenios de manera presencial.
- Plan de Desarrollo Académico. Busca estimular que los docentes desarrollen capacidades para optimizar su quehacer académico y tiene como un elemento la capacitación docente. Evidentemente, este rubro requerirá de mucho esfuerzo de las instituciones para que sus docentes sean competentes en aspectos como uso de las TICs y diseño instruccional, que les permitan desenvolverse como tutores, asesores o acompañantes del proceso de aprendizaje de sus estudiantes de manera virtual.
- Admisión al programa de estudios y nivelación de ingresantes. Estos procesos requieren ser adecuados para considerar a estudiantes que deben tener habilidades en el manejo de aplicaciones informáticas o ser nivelados de manera pertinente.
- Centros de información y referencia. Aun cuando ya se solicitaba que las instituciones dispusieran de bases de datos para acceso remoto de sus estudiantes, ahora con estudiantes a distancia estas cobran mucho mayor relevancia.
- Logro de competencias. Tal vez el más delicado de los estándares a implementar por parte de las instituciones. Aunque estas ya habían evolucionado parcialmente al considerar evaluaciones de desempeño vinculadas a las competencias de egreso, ahora deberán desarrollar mecanismos para que las evaluaciones sean fidedignas y respondan a las competencias adquiridas por cada estudiante.
- Objetivos educacionales. Estándar difícil de demostrar por parte de las instituciones, pero definitivamente el más relevante. Sea que la enseñanza se realice de manera presencial o virtual, el resultado real de la misma es verificar que los egresados hayan conseguido las competencias previstas y que estas se manifiesten efectivamente en su entorno profesional.
Adicionalmente a estos criterios, sería conveniente contar con algunos indicadores que medidos a lo largo del tiempo permitan determinar sobre la consistencia y sostenibilidad de los programas educativos, y ayuden a los evaluadores a relativizar las evidencias que encuentran en el proceso de evaluación externa. Algunas indicadores que podrían ser interesantes son: Tasa de abandono inicial, tasa de deserción, tasa de estudiantes por docente, tasa de estudiantes por tutor.
Finalmente, señalar que a nivel de la acreditación, habrá que desarrollar criterios semejantes a los mencionados en este artículo, pero teniendo cuidado que no resulten prescriptivos ni coaccionen la naturaleza innovadora de la educación a distancia que es su esencia y su principal fortaleza .